Ella era
la buena princesa mala
a la que
él amó siempre,
y él, el
torpe poeta triste
que
soñaba y moría.
Ella era
para él la mala
con esa
maldad
que su
bondad cubría,
Y lo fue
para él.
Su vieja
enfermedad
que se le
diagnosticó más tarde,
fue un
trastorno antiguo
de
pseudo-poesía.
Tubérculos
de literatura rancia
al margen
de otras negras manías.
Ella era
la buena princesa mala
que tanto
quería
y él fue
el mal poeta bueno que sufría de noche
en tantos
insomnios de poesia,
con la
radio fría
que el
alma se heló a contra corriente.
Y él
pensó que moría.
Lo había
pensado siempre.
Y al
final sería verdad
porque se
moriría
desquiciado
en quimeras.
Como se
mueren siempre
los locos
poetas.
La
princesa mala buena
que tanto
ha querido
no se fue
con otro,
como
suele pasar
en otras
poesías,
y durmió
a su lado.
Y agravó
su delirio
de mala
poesía.
Y ella
sigue siendo
aun en
nuestros días
la
princesa mala buena
por la
que sigue muriendo.
juan
barroso. Martes, 27 de mayo de 2014.