Camino unos pasos por detrás,
os sigo a lo largo del sendero
y confio en vosotros,
con la certeza que sabeis
hacia donde va esta luz,
donde termina la tarde.
Quiero adelantar la mirada
unos pasos por delante,
el movimiento se detiene
y todo se reduce
y se precipita a un solo punto.
Los que van delante
caminan dos a dos,
a veces hasta son tres
cuando empujan
ensillados a sus heridos.
Es una guerra sin guerra
la que deja estos cuerpos
tullidos en el humbral
de una puerta
que aunque no veo
intuyo desde lejos.
Los perros de un poblado invisible
se presienten roncos
cuando va despuntando el alba,
durante toda la noche
el sol no se ha ausentado
y el ruiseñor sordomudo
no ha cesado en su lamento
mientras el aguila imperial
en su nocturna cacería
sacude el polvo de su mortal ala.
Y la noche continua
con su negrura horrenda
como un día largo y negro.
Camino unos pasos por detrás
confinado mi cerebro
en estos cinco sentidos
prisión de infinitos circulos
estrechos en esferas rojas
donde el corazón arde
hasta que el olvido
consuma lo vivido.
Cuando termina la noche
una brillante sombra amance
como la nube pestilente
de un lejano matadero.
Los que vais delante
caminando dos a dos
os cogeis de la mano
para matar el miedo
que va matando en silencio
las noches y los días
siempre son iguales
en la noche los suspiros
secando las lagrimas
el día va pasando.
os sigo a lo largo del sendero
y confio en vosotros,
con la certeza que sabeis
hacia donde va esta luz,
donde termina la tarde.
Quiero adelantar la mirada
unos pasos por delante,
el movimiento se detiene
y todo se reduce
y se precipita a un solo punto.
Los que van delante
caminan dos a dos,
a veces hasta son tres
cuando empujan
ensillados a sus heridos.
Es una guerra sin guerra
la que deja estos cuerpos
tullidos en el humbral
de una puerta
que aunque no veo
intuyo desde lejos.
Los perros de un poblado invisible
se presienten roncos
cuando va despuntando el alba,
durante toda la noche
el sol no se ha ausentado
y el ruiseñor sordomudo
no ha cesado en su lamento
mientras el aguila imperial
en su nocturna cacería
sacude el polvo de su mortal ala.
Y la noche continua
con su negrura horrenda
como un día largo y negro.
Camino unos pasos por detrás
confinado mi cerebro
en estos cinco sentidos
prisión de infinitos circulos
estrechos en esferas rojas
donde el corazón arde
hasta que el olvido
consuma lo vivido.
Cuando termina la noche
una brillante sombra amance
como la nube pestilente
de un lejano matadero.
Los que vais delante
caminando dos a dos
os cogeis de la mano
para matar el miedo
que va matando en silencio
las noches y los días
siempre son iguales
en la noche los suspiros
secando las lagrimas
el día va pasando.
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